quarta-feira, 24 de agosto de 2011
GÉNIO DE MORANTE ABRE A PORTA GRANDE EM BILBAU
3ª de las Corridas Generales en Bilbao. Grandioso espectáculo: genio, valor, pasión, arte, desafío…
Tarde de angustia, desafíos, respuestas, inspiraciones, emociones sin un solo minuto de aburrimiento y triunfos memorables como el muy grande de Morante con el cuarto toro de la en su mayoría buena y encastadísima aunque desigual corrida de Núñez del Cuvillo al que cortó dos orejas. Desigual faena de Manzanares con el encastadísimo y difícil segundo y otra creciente faena de Manzanares al quinto del que cortó una cara oreja. David Mora perdió otra por pinchar en el tercero y se jugó el todo por el todo con el peligroso sexto. Un espectáculo grandioso e inolvidable.
Bilbao. Plaza de Vista Alegre. Martes 23 de agosto de 2011. Tercera de feria. Tarde nublada, fresca, con brisa y tres escasos cuartos de entrada. Seis toros de Núñez del Cuvillo, muy bien presentados en diversidad de tipos, bravos, encastadísimos y nobles en distintos grados de fuerza, escasa en algunos casos. Montado el bravo y blando primero. Un tío el colorao segundo que, pese a su nobleza, se quedó corto y calamocheó por los dos pitones por también escaso de energía. Más energía y consistencia tuvo el también noble tercero. Abanto, distraído e imparable el cuarto que, sin embargo, rompió a excelente. Renuente de salida y a mejor el también noble quinto. Y a peor con peligro el sexto. Morante de la Puebla (esmeralda y oro): Estocada casi entera, ovación. Estoconazo sin puntilla, dos orejas. Salió a hombros. José María Manzanares (prusia y oro): Pinchazo recibiendo y estocada al encuentro, ovación. Buena estocada a toro arrancado, aviso y oreja. David Mora (rosa y oro): Pinchazo, otro hondo tardando mucho en doblar y tres descabellos, aviso y gran ovación. Estocada corta a toro arrancado, enorme ovación. Estupendos todos los miembros de la cuadrilla de Manzanares.
Sea por lo que fuere, la crisis también ha hecho mella en Bilbao, al menos por lo que la asistencia de público a las corridas se refiere. Ayer con uno de los carteles más apetecibles que se puedan imaginar, toros de Cuvillo para Morante y Manzanares con el atractivo añadido de David Mora tras su memorable actuación de San Sebastián, solo se cubrieron tres escasos cuartos de plaza. Esta misma corrida hace dos o tres años, hubiera acabado el papel. Mientras tanto, prosigue la increíble división de opiniones de la crítica hasta grados inimaginables. Si la profesión, que es la que más sabe, hiciera caso a los que ayer pusieron por las nubes a Diego Urdiales, éste tendría que figurar en todas las principales ferias del mundo, mientras que los tantas veces ninguneados por los mismos, Ponce, El Juli, Morante, Manzanares, etc, solo dispondrían de las migajas… Y es que, o aquí falla totalmente la competencia en la materia de la mayor parte de los más obligados a tenerla, o se han vuelto locos, interesadamente o no, que esa es otra peliaguda cuestión.
Pero vayamos al turrón. Primero el de Alicante que es el más caro. Pero no el segundo toro que de salida se defendió en corto por los dos pitones y se picó de corrido, por cierto muy bien José Antonio Barroso. Nada Manzanares con el capote. Pero todo y de qué manera David Mora en un quite por chicuelinas. Y otra cumbre banderillera de Curro Javier y Luís Blázquez. A tales exhibiciones, respondió Manzanares con su toreo monumental sobre su portentosa a la vez que aterciopelada mano derecha que, esta vez, tuvo que ser, a la par que templada, sometedora para que el calamocheo del toro no entorpeciera el trazo de los muletazos. Algo que, con la izquierda, no consiguió el alicantino por amontonarse en la cercanía, como tampoco en su regreso a la diestra mano por lo mismo, aunque pena que la claridad del animal quedara diezmada por su falta de fuerza y por lo mucho que de defendió al final de sus no siempre largos viajes. Buscando el efecto compensatorio en pos de triunfar, pinchó al intentar recibir y terminó haciéndolo al encuentro en un segundo envite. Empeñoso este nuevo y, a veces, abusivo interprete de tan difícil suerte.
Bien con el capote Manzanares en el quinto que anuncia más fuerza y resistencia. Cuida mucho al toro que desdeña el segundo puyazo. Mejor. Y otra vez David Mora por limpias y electrizantes gaoneras. Este no perdona una. Como debe ser. Sensacional Trujillo en palos. Impresionante silencio en la plaza. Manzanares en los medios con la derecha. Desarme inoportuno. Sitio, distancia, uno, dos, tres redondos. Queremos más ¿No va a izquierdas? Pausa larga. No es fácil el toro pero lo que lleva dentro es bueno. Hay que tirar de él y perderle pasos. Ello impide la completa ligazón. Pero no la tersura de varios naturales que destapan la faena que va a más y a más con magníficos redondos y de pecho colosales. Pero el toro se para y hay que matar. Breves adornos y le avisan. Estocada perfecta a toro arrancado. Orejaza. Pasemos al desafiador.
Y, como dije el otro día, mucha atención y sumo cuidado con David Mora que, lógicamente y dada la carísima oportunidad de alternar por primera vez en un cartel ferial de lujo, salió a por todas. Pegaron poco al tercer toro. David Mora inició su faena con firmes ayudados, estupendos de pecho y unos redondos contundentes. De lejos para el natural. Los recetó inconmensurables cerrando con suavísima trinchera. Más en corto, tuvo que tragar mucho en los siguientes – el madrileño tiene valor natural – y, perdiendo los pasos requeridos entre pase y pase, más redondos y naturales en apuro por lo que fue apurándose este a la postre buen ejemplar. Por el momento, el fallo a espadas dejó el desafío en tablas con sus ilustres y, sin duda, asombrados colegas. Cuidado con él…
Aguante y finura en los lances de David al sexto que pelea con bravura en el caballo. Falla el temple en el quite. Y es que el toro se mete por debajo. Como lo anuncia y ocurre en la faena, a toda vela y con varios amagos de cogida que se cumple sin consecuencias de puro milagro. Pero Mora sigue sin pestañear. Emoción a raudales. Meritísimos los pocos pases limpios que pudo dar. Y la gente entregada. Tanto o más que el torero, que sigue jugándosela como si nada. Estocada corta muy hábil a toro arrancado. No tocó pelo, pero salió con sobrado crédito e indemne. Y vamos con el Morantazo que dejo para el final para propiciar el mejor sabor de boca de los lectores.
Sueltón y blando el primer toro. Perdió las manos tras el primer puyazo, pero acudió alegre, bravo y con fijeza al segundo, volvió a doblar tras el tercer par de banderillas y llegó a la muleta de Morante algo descompuesto y escarbador, por lo que el de la Puebla tardó un poquito en centrarse por redondos que recetó con notable aunque aislada y no por completo templada armonía. Hasta que, ya en los medios, como el toro se vino un tanto abajo, Morante no pudo completar ninguno de los muletazos que siguió dando, de uno en uno, tanto diestros como al natural, firmados con un ayudado por alto y un molinete de los suyos. Y con el toro casi a punto de derrumbarse, una estocada casi entera que medio conformó al gentío.
Muy abanto y coceando salió el imponente cuarto, suelto y también flojo. Protestado por ello y costoso de lidiar. De allá para acá se picó sin que se parara el animal en tres encuentros. Morante no halló modo de torearlo con el capote con la gente enfadada porque querían, ansiaban ver al gran artista. Los bilbaínos no lo habían conseguido nunca. Pudo ser con varios ayudados por bajo de sabor añejos buscando parar al toro y, una vez logrado, una tanda corriente con la derecha, otra mucho mejor, las palmas echando humo, música, molinete, más redondos sabrosones, nuevos intentos, frustrados, de sujetar al toro con la izquierda. Y, de pronto, rompen el toro y la obra con lo mejor: De nuevo con la derecha señorial. Cambio de mano fastuoso, molinete barroco y ese irse del toro como nadie. Eso que no es ná y que vale millones… También mucho mejor al natural. Incansable, enardecido Morante al proseguir ya muy a gusto y desinhibido, repajoleramente inspirado, variado, sembrado, improvisador en un muestrario de toda su tauromaquia. Si lo mata, oreja segura o las dos. Aviso ¿Y qué? Estoconazo saliendo rodado el toro sin puntilla. El delirio. Dos orejas. La plaza, loca. Y el toreo en pie con toda su verdadera esencia. ¡Viva Bilbao¡ ¡Viva la Fiesta Nacional! ¡Viva España! y ¡viva la madre que te parió, Morante! Le sacaron a hombros en medio de una indescriptible apoteosis.
LA OPINIÓN DE DOMINGO DELGADO DE LA CÁMARA
Por fin vieron a Morante en Bilbao
Ya sé por qué José Tomás no quiere torear los Núñez del Cuvillo: porque salen muy bravos y muy encastados. Un toro como el segundo de ayer puede dejarlo en evidencia y hundir todo el tinglado que tanto esfuerzo ha costado organizar. La ganadería de Núñez del Cuvillo se perfila como una de las más bravas y encastadas de la historia, y la corrida de ayer en Bilbao fue de chapeau. A los seis toros se los pudo torear, los seis embistieron muchísimo y derrocharon casta y bravura. Es difícil conseguir un conjunto de tan alta nota. De ese conjunto destaco al segundo de la tarde, número 180, “Forajido” de nombre, castaño y de 523 kilos. Uno de los toros más bravos que hemos visto lidiar en mucho tiempo.
Los toros de ayer fueron auténticos toros de lidia. Estos son los toros del futuro. Lamentablemente ganaderías como Miura, Pablo Romero, Conde de la Corte, Samuel Flores…, pertenecen ya al pasado. Son historia. El futuro es de Cuvillo, de El Pilar, de Fuente Ymbro…, ganaderías que aportan a la fiesta toros bravos y encastados. Y cuando lidian una corrida como la de Cuvillo de ayer en Bilbao, cierran todas las bocas.
Corrida de gran presentación, destacando los toros colorados del festejo que, por cierto, algunos habían sido desechados por los veterinarios de Madrid. ¡Que Santa Lucía les conserve la vista!. Ya he señalado la bravura y casta del segundo, pero también hay que hablar de la nobleza del tercero y del cuarto, y del enorme temperamento del sexto. Toda la corrida fue un dechado de emoción que hizo que nadie perdiera ripio en todo el transcurso del festejo. ¡Enhorabuena al Señor Núñez del Cuvillo!.
La afición oficialista de Bilbao siempre había negado a Morante. Pero ayer salieron locos de contentos. Por fin han visto a Morante en Bilbao, aunque la tarde de Morante de ayer no ha sido una de las mejores de su vida. Pero el tarro de las esencias se abrió lo suficiente para que todo el mundo quedase maravillado.
La faena de Morante al primero tuvo poca historia. El toro apretaba hacia los adentros y embestía algo rebrincado. Algún apunte de natural y poco más. Lo grande llegó en el cuarto, un toro manso en el caballo pero que, a pesar de su comportamiento abanto, metía muy bien la cara en los engaños. Empezó Morante con unos ayudados por bajo para sacar al toro a los medios, y el principio de la faena no fue de los mejores. Morante no veía claro al toro y hubo algún que otro enganchón. Pero la faena fue in crescendo hasta terminar de un modo glorioso. Faena de menos a más. Rara avis, porque normalmente las faenas son de más a menos. El final fue extraordinario. Cuando se echó la muleta a la izquierda dio una gran serie de naturales. Otra gran serie con la derecha, y los ayudados por alto al final fueron un auténtico cartel de toros que la plaza contempló puesta en pie. Estocada francamente buena y las dos orejas al bolsillo de Morante.
Cuando Morante está en vena, acaba con el lucero del alba. De la cuerda de los artistas, es el mejor artista que he visto. Mejor que Curro Romero y Rafael de Paula: tiene la misma inspiración que ellos y, además, el valor y la técnica suficientes para prodigar su misterio muchas más tardes que Curro o Paula. Morante es un compendio del toreo sevillano, y el final de la faena de ayer fue sensacional: esos naturales, esos derechazos y esos ayudados por alto quedarán en la retina de todos los buenos aficionados. Salió en hombros en olor de multitudes.
José Mari Manzanares tuvo la mala suerte de cruzarse con “Forajido”. Decía Belmonte que Dios te libre de un toro bravo. Cuando un toro repite tan incansable y con tanta raza como este “Forajido”, hay que ser muy valiente para aguantar el tirón. Este toro sacó a la superficie todas las carencias de Manzanares, que es un torero excelso con el toro pastueño, sobre todo con la mano derecha. Pero con el toro encastado su actuación suele dejar mucho que desear.
La primera parte de la faena basada en la mano derecha, fue muy rápida, muletazos en series muy cortas que parecían trallazos. Y cuando se echó la pañosa a la izquierda, echaba al toro excesivamente fuera, quitándole a veces la muleta de la cara. La zurda no es el fuerte de Manzanares. Es una de sus limitaciones. Intentó que la faena remontase con la mano derecha, pero ya no era posible. El toro, por su bravura, pedía metros ya que se arrancaba muy largo, pero José Mari Manzares se puso muy cerca del toro, muy fuera de cacho. Un intento de recibir fallido y una estocada recibiendo, dejaron la cosa en una tibia ovación.
También el quinto fue un toro de triunfo, sobre todo por el pitón izquierdo. La primera parte de la faena fue muy temblona, muy bailona. Manzanares solo se asentó cuando el toro se paró y dejó de repetir. Entonces sacó las dos series medianamente aceptables. Después de una estocada recibiendo muy trasera, cortó una oreja muy benévola. Una oreja a beneficio de inventario, producto del ambiente de apoteosis que Morante había dejado.
En resumen: Manzanares torea muy bien con la mano derecha al toro pastueño, pero con el encastado tiende a un toreo muy rápido y despegado. Con el capote prácticamente no se le ve, y con la izquierda baja muchos enteros. Hay que reconocer que al matar es tremendamente eficaz. Es un killer, pero no es un estoqueador depurado. No tiene ni la despaciosidad de Paco Camino ni la limpieza de Rafael Ortega. Es una tromba que cae encima del toro. Matar con arte y depuración es otra cosa…
Sustituyendo a Leandro, cerraba la terna David Mora. La de ayer va a ser una tarde que va a hacer daño al torero madrileño que, tras sus recientes triunfos, llegaba a Bilbao con muy buen ambiente. Digo que le va a hacer daño porque cuando todo el mundo pone los ojos en una corrida y toda la afición te está viendo, hay que dejar muy buen sabor para que te vuelvan a repetir en carteles de esta altura.
David Mora puso toda la carne en el asador. Demostró que es un torero valiente, y demostró que tiene clase. Pero es muy bisoño y tiene una técnica precaria, lo que hizo imposible el triunfo. Lo mejor de su actuación, dos quites en los toros de Manzanares, los dos muy ceñidos y muy expuestos, uno por chicuelinas y otro por gaoneras.
Pero, a pesar de su entusiasmo, en las faenas de muleta de sus toros, David Mora no fue capaz de redondear nada por su escaso bagaje técnico. Su primero fue un toro muy noble, muy dulce, de mucha calidad. Pero no se le debía atacar mucho porque no le sobraba la fuerza. Una cosa buena: le dio mucho sitio. Y una cosa mala: le bajó la mano antes de tiempo, lo que hizo que el toro se parase muy pronto y se defendiese.
El sexto fue una prueba muy dura para tan joven torero. Encastadísimo, muy fiero, de una fiereza indomable. Se necesitaba una técnica muy pulida para poder con ese toro. Y conforme se le fueron haciendo las cosas de manera inadecuada, el toro fue aprendiendo, y al final resultó muy difícil. Era para estar muy firme y con la muleta por delante. David Mora se colocó al hilo del pitón y con la muleta un tanto retrasada, dándole muchas bazas al toro. Lo que hizo que se le venciera en muchas ocasiones, que se quedara corto y que lo acabara cogiendo. A pesar de la cogida, siguió en la arena hasta matarlo.
Delante de este toro me hubiera gustado ver a casi todos los toreros del escalafón. Creo que solo dos hubieran salido airosos: Ponce y El Juli. Ninguno más.
Por último quiero decir que la cuadrilla de Manzanares estuvo tan soberbia como siempre. Y también que a muchos toros se los picó muy mal, al cuarto por ejemplo. Ya sabemos que ahora se está picando muy mal, pero lo de esta feria de Bilbao está pasando de castaño oscuro.
Me encantaba oír los comentarios de la gente a la salida de los toros. Todos los que se han pasado una década negando a Morante, iban diciendo al amiguete: “Ya te lo decía yo. Este Morante es un fenómeno”.
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